sábado, 9 de abril de 2011

¿DÓNDE ESTÁ EL ESPÍRITU DE ERMUA?

Hace ya más de 13 años que asesinaron a Miguel Ángel Blanco, yo era tan solo un crio de 7 años que en ese momento estaba en la casa que tenia mi abuelo en San Lorenzo de El Escorial, lugar donde pasé los veranos en mi infancia. Aquel día mi preocupación era que diesen las 6 de la tarde que ya el sol no pegaba tan fuerte para poder salir con mi bicicleta, ese mismo día, dos horas antes E.T.A secuestró a Miguel Ángel cuando se dirigía a su domicilio y su posterior muerte dió origen al llamado "espíritu de Ermua" en el que las fuerzas democráticas se unían en la lucha contra E.T.A y su entorno.

Hoy 13 años más tarde, en una tarde no menos calurosa que aquella, he asistido a la manifestación convocada por la AVT y demás asociaciones de victimas del terrorismo con el fin de exigir que E.T.A no se cuele en las instituciones, algo por lo que Miguel Ángel hubiese luchado y que posiblemente hubiese puesto más difícil su muerte. Un fín noble, de los que hacen que merezca la pena levantarte del sofá y salir a la calle, es imprescindible para la derrota del terrorismo que ETA-BATASUNA esté fuera de las instituciones. Pero al llegar alli mis pequeños prejucios se confirmaban, la manifestación era para gran parte del público asistente una excusa más para gritar contra Zapatero. Y para mi una evidencia más para sentir vergüenza de mi país, un país en el que solo las grandes tragedias son capaces de unir a los políticos y a la sociedad, hace falta tener 200 muertos para que los demócratas y la sociedad entera saliese un 12 de marzo por todas las calles de España a manifestarse contra el terror, e hizo falta que secuestraran a un joven bueno cuyo único error fue militar y ser concejal de un partido que no piensa como el fascismo vasco. Este hecho es consecuencia más de uno de los grandes problemas de nuestro país, la politización de todo, el encasillamiento continuo, y el partidismo irrenunciable. Ya pocas cosas quedan en España que estén al margen de la política, los medios de comunicación politizados, la justicia politizada, las cajas de ahorros politizadas, las victimas politizadas y hasta la selección nacional ha intentado politizarse. La política es el medio necesario e imprescindible en una democracia, pero cuando la política atraviesa de una forma tan descarada sus propias fronteras, se vuelve dañina para la democracia.

En el caso de las victimas, esta politización me parece aún más inmoral, más injusta y más nociva para la democracia, porque es incomprensible que los demócratas no nos pongamos de acuerdo en la lucha contra los terroristas, en este caso es evidente que es muchísimo más lo que nos une que lo que nos separa, alguna vez se ha dado el bochornoso hecho de que se diferencian hasta los muertos por E.T.A como si una victima del PP o una del PSOE fuese distinta cuando todas son victimas del terrorismo y mártires de la democracia.

Por todo ello, ayer me lleve una gran decepción al encontrarme de cara con un muestra palpable de las dos españas, esas que no son capaces de ponerse de acuerdo en los temas importantes que son esenciales para la democracia y para el interés general del país, esa España profunda e irracional que nos ha llevado a las épocas más oscuras de nuestra historia, no puedo concebir como en una manifestación contra E.T.A había personas que lanzaban más proclamas en contra del gobierno que en contra de los terroristas, y proclamas tan salvajes como Zapatero a prisión, el que Zapatero haya sido el peor presidente de la democracia no lo justifica, como demócrata me indigno cuando mi gobierno intenta hablar con terroristas pero como demócrata deseo que en esa lucha contra los terroristas estemos todos. Ayer era el dia de apoyar a las víctimas, de exigir que ETA-BATASUNA no esté en las instituciones para que no use ni un céntimo del dinero público para sus fines terroristas, no era el día de insultar al gobierno. No puedo concebir como en una manifestación en contra de una organización totalitaria se ven banderas franquistas o ciudadanos vestidos de carlistas, las primeras representan algo igualmente totalitario y los segundos algo igualmente paleto y cerril como E.T.A.

No quiero caer en la generalización, ciertamente las banderas franquistas eran una minoría, pero si caigo en la preocupación de ver que en España todavía existe un radicalismo que huele a tiempos pasados, seguramente en marzo del año que viene el Partido Popular consiga ganar las elecciones, por ello espero que el odio que vi en esa manifestación no sea el motor del nuevo gobierno, y que este sector ultra no sea el que condicione la política de Mariano Rajoy y de su gobierno y vaya por el camino de la moderación.

Por mayo del año pasado, esta vez sin querer me topé con otra manifestación, la de apoyo a Garzón, hecho que también me indigno al ver la actitud de la gente, el rencor palpable en las pancartas, y las banderas que se exhibían, ninguna de ellas la actual bandera española que representa la época de mayor bienestar, libertad y democracia en la historia de España. Me sentía tan alejado de aquello, sentía rabia como si los españoles del siglo XXI estuviésemos en esa confrontación guerracivilista constante, como si la transición no hubiese servido para nada.

Estas dos experiencias no hacen más que reafirmarme en lo importante que es la Tercera España, esa España de ciudadanos racionales que ponen por encima de su ideología los valores constitucionales que nos unen como ciudadanos españoles, esa España que no esta sumida en el encasillamiento constante de las izquierdas y derechas, esa en la que los ciudadanos no condenan los casos de corrupción segun el partido político que los produzca, porque saben que con la corrupción no pierde su partido sino que pierde la democracia, esa España que no rebusca en su pasado porque sabe que el mayor progreso viene de su presente, esa nación en la que los ciudadanos y los partidos políticos de diferente signo se sienten como si fueran uno en la lucha contra los terroristas.