jueves, 10 de febrero de 2011

LA TIBIEZA DE LA COMUNIDAD INTERNACIONAL ANTE LAS REVOLUCIONES ÁRABES

Estamos viendo estos últimos días a raíz de las revoluciones en el norte de África, verdaderos escandalos que solo se explican por la motivación económica que ciertos países occidentales tienen y han tenido en países como Túnez, o Egipto, que han sido apoyados por democracias como Francia en el primer caso o los Estados Unidos en el segundo. Esta lacra que supone el hecho de que los países más avanzados del mundo en materia de derechos humanos y que son democracias ejemplares y consolidadas, lleven una política exterior basada únicamente en el interés nacional, o mejor dicho, en el interés económico. Hechos como que nuestro país sea uno de los mayores vendedores de Armas a Libia, o que Libia sea el primer exportador de Petróleo de Italia pueden también hacernos una idea de los intereses económicos que hay en estos países.

En el campo las relaciones internacionales a lo largo de la historia han surgido varias teorías y escuelas que compiten por explicar y conceptualizar las relaciones internacionales, entre ellas destacan tres: La escuela realista que considera que los estados actúan en su propio interés que se define en obtener una mayor cuota de poder, para esta escuela las consideraciones éticas no juegan ningún papel si van en contra del interés nacional; La escuela liberal que propugna la cooperación entre estados debido a una concepción de la naturaleza humana como buena, por ello creen en la creación de instituciones intergubernamentales para defender principios moralmente buenos (dchos humanos...) y la Paz permanente entre democracias; y por último el Marxismo que aduce las relaciones económicas como la causa y la solución a los conflictos entre estados y la teoría de la dependencia: el mundo se divide en un centro rico y una periferia pobre.

Habiendo analizado las diferentes escuelas de pensamiento en las relaciones internacionales, podemos afirmar claramente que la escuela realista que mira únicamente por el interés nacional es sin duda la hegemónica en la actualidad, prueba de ello es la situación actual de las revueltas árabes en las que la tibieza y apatía de la comunidad internacional solo se entiende por la prioridad del interés económico por occidente por encima del interés humano y democrático. Estas revoluciones democráticas han dejado en evidencia todo el marco de instituciones destinadas a garantizar el cumplimiento de los derechos humanos en el mundo, y también la mediocridad de nuestros gobiernos motivados por un interés económico llamado erroneamente interés nacional,ya que,el establecimiento de ideales como la libertad y la democracia en el mundo, debe ser para un país que se dice democrático un interés nacional incuestionable, de este modo ayudar al pueblo saharauí por ejemplo, ha de ser un interés nacional, mientras que, tener una relación amistosa con Marruecos no puede estar motivada por otra cosa que no sea un interés económico.

Europa sabe lo que es luchar por estos ideales, mas de tres siglos de revoluciones nos ha costado hasta llegar a los estados liberaldemocráticos modernos que hoy conocemos, pero para un demócrata la consecución de estos ideales no ha de ser suficiente y ha de exigir que lo que quiere para su nación lo quiere para el mundo entero, por una cuestión simple de humanidad.

Por ello nuestra generación tiene un compromiso con el mundo, nosotros ciudadanos de países desarrollados que estamos bien informados de lo que sucede en cada rincón de nuestra planeta, tenemos la obligación de ayudar a la humanidad entera, de romper las cadenas de los ciudadanos que sufren el yugo de sus dictadores, de ir pais por país iluminando a estas personas con nuestras ideas de libertad y democracia, y estamos legitmados para ello, no porque seamos los más fuertes, ni porque nuestra cultura sea la mejor, sino porque luchamos y queremos instaurar el más bello de los ideales: la libertad. Nosotros como ciudadanos tenemos que pedir a nuestros gobiernos que no comercien con criminales, que sean rotundos con todos aquellos gobernantes que no cumplen los derechos humanos, tenemos que concienciarnos que el mundo está en nuestras manos, que ahora mismo hay miles de personas confiando en que occidente les ayude a salir del estado de miseria y privación de libertad en el que se encuentran, y ya no valen las excusas del fundamentalismo islámico, ha quedado más que demostrado que estas revoluciones están motivadas por valores democráticos y no religiosos, no podemos decepcionar a esta gente y después echarnos las manos a la cabeza y estremecernos con esa falsa moral que caracteriza a las sociedades occidentales que se estremecen cuando ven una cola de parados en el INEM pero siente indiferencia cuando ve una cola de refugiados en la frontera de Egipto, tenemos el poder de orientar a estos pueblos sedientos de libertad por el camino de la democracia, porque sino será inevitable que discursos radicales y fundamentalistas vayan adquiriendo protagonismo en estos países, y que la imagen de occidente se vuelva a ver con rechazo en el mundo árabe, dejemos atrás los tiempos oscuro de los Bush y Blair de turno y demos paso a la política de diálogo y de acercamiento al mundo árabe de Obama, pero no nos quedemos ahí, no le demos un cheque en blanco y exijamos que el discurso que pronució en la universidad de El Cairo hace dos años lo cumpla y que pueda volver a esa misma universidad con la cabeza bien alta por haber contribuido a derrocar a un dictador como Mubarak, es necesario introduciar al mundo musulman en la democracia, de este mismo modo abramos las puertas de Europa a Turquía .

Por tanto levantémonos contra la mediocridad de nuestros políticos que utilizan los derechos humanos para sus políticas de escaparate, denunciemos la incoherencia de los que promueven alianzas de civilizaciones mientras venden armas a sanguinarios como Gadafi, tratan de un modo preferente a autócratas como Mohammed VI, o son poco exigentes con enemigos de la democracia como Cuba. Y ayudemos a nuestros hermanos árabes, si hermanos, porque no hay mayor hermandad que la que une a dos hombres o pueblos que luchan juntos por la libertad.

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